Sociología criminal: ¿En qué consiste y qué estudia?

La sociología criminal es la rama de la sociología general que estudia el delito como una conducta desviada, sus causas, formas, desarrollo, efectos y su relación con otros hechos sociales para poder detectar conductas que pueden ser delictivas. Es decir, la sociología criminal analiza el fenómeno de la criminalidad como fenómeno social de forma integral: desde su origen y evolución hasta su impacto y relación con otros fenómenos sociales.

Funciones de la sociología criminal

La sociología criminal persigue una doble función:

  • Ofrecer una teoría capaz de explicar la delincuencia basada en el estudio de los fenómenos criminales y apoyado en los aspectos psicológicos de los casos concretos y su relación con factores criminógenos.
  • Desarrollar una ciencia aplicada capaz de prevenir los delitos, ofrecer medidas apropiadas para atenuar los factores que impulsan a delinquir y reducir en lo posible su impacto negativo.

La criminología social analiza la medida en que los sentimientos, pensamientos y acciones de una persona se ven afectados por los de su grupo de interacción. Estudia cómo afectan esas dinámicas de grupo para comprender los motivos que llevan a una persona hacia la agresividad, la violencia o la inadaptación social. Un ejemplo de sentimientos o pensamientos que deriven en acciones delictivas pueden ser la exclusión social, la situación económica, el abandono, la delincuencia organizada, la situación familiar o las adicciones, entre otras.

Como herramienta en la lucha contra el crimen, la sociología criminal aboga por atacar las causas que favorecen el desarrollo de la criminalidad a través de políticas sociales preventivas. Para Ferri esto son los sustitutivos penales, es decir, medios de prevención social que abarcan medidas políticas, económicas, administrativas, educativas y domésticas y que los gobiernos deben activar para disminuir la tasa de criminalidad.

Relevancia de la sociología criminal

Los postulados positivistas en el estudio del delito y el delincuente fueron durante décadas las teorías más relevantes a nivel global. Los autores de esta escuela veían al delincuente como un humano afectado por algún tipo de patología o condicionante que le llevaba a delinquir.

Se introdujo el componente sociológico en el estudio de la criminalidad, visualizándolo como un fenómeno complejo tanto en su origen como en su evolución y en cómo impacta en el entorno del delincuente. A mediados de los años 60 del siglo XX, las concepciones positivistas se ven superadas y empieza a reconocerse la influencia de factores sociales junto a las predisposiciones individuales del delito, dejando de lado que el crimen sea una patología y concibiéndolo como resultado de la estructura social.

El estudio del hecho social del crimen se ha realizado a lo largo de la historia desde varias disciplinas que, con frecuencia, se solapan o contradicen en su búsqueda del esclarecimiento de la criminalidad, la motivación del delincuente y los mecanismos de control social. La sociología criminal ha evolucionado para aportar su explicación y previsión del delito desde diferentes paradigmas, añadiendo conceptos como las características sociodemográficas de las víctimas y victimarios o la necesidad de intervenir en ámbitos como el hogar o la escuela para abordar el origen de la criminalidad.










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